IdT – Les idées du théâtre


 

Aprobación

Tercera parte de comedias de don Pedro Calderón de la Barca

Oña, Tomás

Éditeur scientifique : Garrot Zambrana, Juan Carlos

Description

Auteur du paratexteOña, Tomás

Auteur de la pièceCalderón de la Barca, Pedro

Titre de la pièceTercera parte de comedias de don Pedro Calderón de la Barca

Titre du paratexteAprobación del licenciado don Tomás de Oña, abogado de los reales consejos

Genre du texteAprobación

Genre de la pièceRecueil de comedias

Date1664

LangueEspagnol

ÉditionMadrid, Domingo García Morrás, 1664 in-4°

Éditeur scientifiqueGarrot Zambrana, Juan Carlos

Nombre de pages3

Adresse sourcehttp://www.cervantesvirtual.com/obra/tercera-parte-de-comedias-de-d-pedro-calderon-de-la-barca-l-0/

Fichier TEIhttp://www.idt.paris-sorbonne.fr/tei/Calderon-TerceraParte-Aprobacion.xml

Fichier HTMLhttp://www.idt.paris-sorbonne.fr/html/Calderon-TerceraParte-Aprobacion.html

Fichier ODThttp://www.idt.paris-sorbonne.fr/odt/Calderon-TerceraParte-Aprobacion.odt

Mise à jour2014-10-04

Mots-clés

Mots-clés français

RéceptionPublic vulgaire des comedias ; mépris pour les comédies dans l’Antiquité

FinalitéMorale ; divertissement

AutreBible ; Francastorio ; Horace ; Justinien ; Pétrarque ; Philon ; Platon ; Tertullien ; apologie de la poésie et du théâtre ; éloge de Calderón

Mots-clés italiens

RicezionePubblico basso della commedia ; disprezzo per il teatro comico nell’antichità

FinalitàMorale ; divertimento

AltriBibbia ; Francastorio ; Horacio ; Giustiniano ; Petrarca ; Filone ; Platone ; Tertulliano ; Apologia della poesia e del teatro ; Lode di Calderón

Mots-clés espagnols

RecepciónPúblico vulgar de las comedias ; desprecio por las comedias en la Antiguedad

FinalidadMoral ; entretenimiento

OtrasBiblia ; Francastorio ; Horacio ; Justiniano ; Filón ; Petrarca ; Platón ; Tertuliano ; apología de la poesía y del teatro ; elogio de Calderón

Présentation

Présentation en français

Trois points de la pédantesque prose de cet obscur avocat attirent notre attention et justifient qu’elle soit éditée1: ; a) Sa longueur par rapport aux proportions modestes des aprobaciones de la Primera y Segunda Partes, signées de Valdivieso, va de pair avec le couronnement de Calderón de la Barca en tant que poète d’Espagne, comparable à Homère ou encore à Virgile, bénéficiant d’une reconnaissance internationale et même associé en quelque sorte à Hercule. ; b) Dans sa défense des comédies caldéroniennes, Oña met à profit bien entendu le topos de leur faculté conjointe à instruire et à plaire, mais il revendique également l’excellence de la littérature de son temps ; or il s’agit moins de défendre le théâtre, vu que les arts de la scène ne sont guère mentionnés, que de faire l’éloge de la poésie. En fait, parmi les nombreux auteurs dont il est question dans ce texte, le seul dramaturge est Calderón, tandis que les poètes sont accompagnés de philosophes païens ou, encore, de certains Pères de l’Église. ; c) Le fait de mettre l’accent sur cette appartenance générique permet certes de faire l’éloge de la langue de l’auteur, mais le but principal n’est autre que d’établir un lien étroit entre ces comédies et les textes sacrés. En effet, si Oña accepte les critiques envers certains poètes considérés comme immoraux, tels Sappho ou Anacréon, c’est pour mieux leur en opposer d’autres, apparemment plus recommandables et, surtout, renvoyer à des personnages de l’Ancien et du Nouveau Testaments, qualifiés quant à eux de poètes, de Moïse à Siméon. L’intérêt de cette approbation réside dans le caractère sacré qu’Oña attribue au genre théâtral, genre qui va une nouvelle fois s’attirer les foudres des moralistes à la suite du décès de Philippe IV.

Présentation en espagnol

Tres aspectos llaman la atención en la pedante prosa de este oscuro abogado que justifican su edición2: ; a) La gran extensión frente a las modestas proporciones de las aprobaciones de la Primera y Segunda Partes, obra de Valdivielso, corre parejas con la entronización de Calderón de la Barca como poeta de España, a la altura de Homero o Virgilio, dotado de dimensión internacional e incluso asociado en cierta manera a Hércules. ; b) La defensa de las comedias calderonianas además de recurrir a los habituales tópicos del enseñar deleitando reivindica como de pasada las excelencias del presente pero no tanto como teatro en sí, pues apenas se alude al arte escénico, sino como poesía. De hecho entre los muchos autores que se mencionan el único dramaturgo es el propio don Pedro, mientras que a los poetas los acompañan ciertos filósofos paganos o algunos padres de la Iglesia. ; c) La insistencia en la filiación genérica permite no ya la alabanza del estilo del autor sino hacer entroncar sus obras con los textos sagrados. En efecto, Oña acepta las críticas a la poesía cuando se trata de escritores inmorales tales Safo o Anacreonte, pero enseguida opone la de otros aparentemente más recomendables y, ante todo, remite a personajes del Antiguo y Nuevo Testamento, calificados de poetas, desde Moisés a Simeón. En ese carácter sagrado atribuido a un género que poco después, tras la muerte de Felipe IV, volvería a sufrir las iras de los moralistas estriba a mi entender el mayor interés de la aprobación.

Texte

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Aprobación del licenciado don Tomás de Oña, Abogado de los Reales Consejos.

{NP8} M. P. S. De orden de V. A. he visto la Tercera parte de las comedias del poeta de España (que bien merece don Pedro Calderón entre los españoles la antonomasia3, que Homero entre los griegos, y Virgilio entre los latinos, de que se acordó el emperador Justiniano en el Sed ius quidem, ciuile, inst. de iur. & nat. gent. & ciui. Vt cum Poetam dicimus nec addimus nomen, sabauit apud Grecos, agregius Homerus, apud nos Virgilius)4. En su censura no halló que hacer mi obediencia, porque el libro traía consigo su aprobación, gracias a tan dorado siglo, en que ha llegado el arte poética a toda su perfección, logrando la utilidad en el deleite, y la verdad de los morales dogmas en el apacible halago de los sentidos : Poet[a]e studium est (dijo el Petrarca) veritatem rerum pulchris velaminibus adornare5: y como tiene por objeto lo que es simpliciter pulchrum (como dijo Fracastorio [sic])6 y sólo se halla en Dios hermosura perfecta, compite en el objeto con la más alta facultad. El mismo Dios hizo alarde de inventor suyo, equivocando con la poesía la creación. Así lo pintó Moisés en el ingreso de su historia : In principio creavit Deus, crió Dios7 ; donde traslada el griego epissem, que significa, poetizó, y corresponde en nuestro latino condidit, que significa hacer obras de manos, de ingenio, y de fantasía, como lo son las poéticas, que se alzaron con el renombre de obras, entre españoles, griegos y latinos. Por esto llamó Filón poesías las fábricas de Dios : Meus ad audiendum apta gaudet his Dei Poematis. El mismo autor hace a su majestad preceptor de poesía : Ergo si quis est idoneus audire poeticam id est, faciendi rationem, qua Deus utetur, etc.8, y por eso llamaron a boca llena los griegos poeta al Criador. En los números desta consonante melodía escribió por Moisés9 el Cántico primero, en que se celebró la vitoria que dio al pueblo de Dios el mar Bermejo de la tiranía de Faraón, sean hexámetros o elegíacos sus versos : y el segundo [Cántico], en que el Pueblo atestiguó con los cielos y la tierra, los justos juicios de Dios. En verso cantó Débora, y Barac, las gracias de la vitoria; Ana, madre de Samuel, las de su feliz sucesión. Los Salmos son líricos cantares, que atribuyen a once poetas los hebreos, todos once amanuenses de Dios, y el principal, David, aunque algunos quieren que Adán fuese el autor del salmo 92 y otros, que David le cantó en su nombre. Isaías compuso tres canciones, una de la viña en el cap. 4, otra de Sión, en el 26, y otra de Eze{NP9}quías, en el 28. Poeta fue Salomón en sus Cantares, y bucólico su estilo. Y demás del que gozamos, refiere Josefo que compuso otros cinco mil libros de versos, odas y canciones. Poetas fueron los tres niños de Babilonia. Poeta, en sus trenos, Jeremías. Poeta, Zacarías, padre del Bautista, en el Nuevo Testamento, y Simeón, ministro de la circuncisión de nuestro Redemptor. Y el mayor elogio desta facultad es el haberla usado la mesma madre de Dios, maestra de toda buena disciplina, en los dulcísimos versos con que elevó su espíritu a las grandezas de Dios. Dichosa habilidad, que ha merecido tener tan ilustres profesores, y desdichada la emulación que padece en el vulgo de los necios, que desluciendo lo que no entienden, o lo que envidian, adjudican al desprecio lo más digno de estimación10. No niego que en la República de Platón desterraron los poetas (si bien in 2. lib. Reip, Poetas Deorum filius vocat, et in « Lyside » adeo eos admiratur, vt sapientiæ patres nunca, et ac duces, et Deorum interpretes, Et vt in « Phedro » scribit : « non hominum esse iniuncta præclara Poemata sed coelestia munera »)11 ni que en Roma tuvieron poca estima las comedias, que las despreció Agesilao, y que Esparta no las admitía, mas esto fue por el abuso que entonces hubo de la poesía envenenada con las sucias cantiñelas [sic] de Atemas, impuro inventor de los versos amatorios, de Anacreón, sodomítico, y ebrioso, de Safo deshonesta, de Arquíloco maldiciente, de los desahogos de Horacio, Catulo, Ausonio, de la obscuridad de Aforiano, y los delirios de Hesiodo ; pero ¿qué culpa tiene la poesía de sus siniestras aplicaciones? No se desterró el arte, sino el abuso. ¿Y qué facultad no ha padecido entre los antiguos el mismo desaire? No merecieran aquella censura Empédocles Agrigentino, Heráclito y Lucrecio filósofos, Dionisio, cosmógrafo africano, Arato y Manilio, astrónomos, ni los dorados versos de Opiano, bien premiados de Anselmo, como estimados de Alejandro : sobre los despojos de Persia, los de Homero, y en Tebas los de Píndaro. Con esta salsa nos dieron las Sibilas sus profecías, Nacianceno, sus verdades, Prudencio, nuestros dogmas, y los Hechos apostólicos, Ambrosio y Sedulio. Y en el siglo presente las comedias, una moral reformación de costumbre, embozada en un honesto e ingenioso entretenimiento12. Es arte, finalmente, que mide tanto las palabras como las sentencias, oración elegante, compuesta con número y medida, regla del silencio, grillo de la lengua, valla del entendimiento, centro de la sabiduría, y don particular de Dios13. Por consecuencia de sus aplausos puedo sacar yo los que se deben a tan heroico profesor suyo, ayudándome de la fama, que logran por el orbe sus aclamaciones (si es la fama capaz de tanto aplauso). A él solo viene a medida el elogio de Tertuliano al Hércules antiguo : Hercules magnus, et sola gloria sua [tua] minor14. Y la elección que del poeta hizo Homero [sic] : Ingenium cui sit, cui mens diuinior, atque os magna sonaturum, {NP10} des [sic] nominis huius honorem15. Todo concurre en él ; y en esta obra la pureza de estilo, moralidad de doctrina, y morigeración de costumbres, que se han experimentado en las demás de este autor, y nada que se oponga a nuestra religión, por lo cual es dignísima de estamparse. Y así lo siento salvo, etc. Madrid, y julio 2 de 1664.

El Lic. D. Tomas de Oña.