Préface
Segundo tomo de las comedias
Quintana , Francisco de
Éditeur scientifique : Demattè, Claudia
Description
Auteur du paratexteQuintana , Francisco de
Auteur de la piècePérez de Montalbán, Juan
Titre de la pièceSegundo tomo de las comedias
Titre du paratexteAl que leyere estas comedias
Genre du textePréface
Genre de la pièceRecueil de comedias
Date1638
LangueEspagnol
ÉditionMadrid : Imprenta del Reino, a costa de Alonso Pérez de Montalbán, 1638, in-4°. (Lien vers l’édition numérisée bientôt disponible)
Éditeur scientifiqueDemattè, Claudia
Nombre de pages4
Adresse sourcehttp://bib.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/02585029870270839649079/036130.pdf
Fichier TEIhttp://www.idt.paris-sorbonne.fr/tei/Montalban-SegondoTomo-Preface.xml
Fichier HTMLhttp://www.idt.paris-sorbonne.fr/html/Montalban-SegondoTomo-Preface.html
Fichier ODThttp://www.idt.paris-sorbonne.fr/odt/Montalban-SegondoTomo-Preface.odt
Mise à jour2012-12-04
Mots-clés
Mots-clés français
GenreDéfinition de la Comedia et de la Tragédie imitation ; miroir ; vérité
ScenographieCothurnes (tragédie) ; sabots (comedia)
FinalitéUtilité morale
Mots-clés italiens
GenereDefinizione della Comedia e della Tragedia ; imitazione ; specchio ; verità
ScenografiaCoturni (tragedia) ; zoccoli (commedia)
FinalitàMorale
Mots-clés espagnols
GéneroDefinición de la Comedia y de la Tragedia ; imitación ; espejo ; verdad
EscenografiaCoturnos (tragedia) ; zuecos (comedia)
FinalidadMoral
Présentation
Présentation en français
Présentation en espagnol
Texte
Afficher les occurrences dans les notes
Al que leyere estas comedias.
{NP1} Murió en su florida juventud el poeta Tibulo, y otro poeta, que fue el Salmonense, celebró su muerte anticipada en los versos suaves de una elegía elocuente, donde entre otros afectos, manifiesta su dolor, y dice así :
A los poetas nos reputan por una cosa sagrada. Dicen que corremos por especial cuidado de los dioses, y aun hay quien juzgue que tenemos algo de deidad, mas desengáñalos a nuestra costa la muerte, pues atreviéndose a lo que ellos llaman sagrado, a todos hiere con sus oscuras manos. Déjase aquí llevar mi atención a aquel epíteto, que da de oscuras a las manos de la muerte, y confieso que tiene elegancia y propiedad, porque ¿ qué cosa hay que en las manos de la muerte no se oscurezca ? La vida falta, la amistad, si no es muy firme, se hiela, la hacienda o se deshace o se reparte, el nombre se oscurece y todo llega fácilmente a los umbrales del tirano olvido. Sólo me causa novedad que dijese esto hablando de un poeta tan célebre como fue Tibulo, pues ellos con su nombre se resisten a toda la oscuridad de la muerte y con sus escritos a toda la tiranía del tiempo. Por lo menos no lo diré yo así {NP2} de nuestro insigne ingenio y nuestro ilustre y docto poeta, el doctor Juan Pérez de Montalbán, pues aunque la muerte ha podido oscurecerle a los ojos comunes, humedeciéndolos con tan general sentimiento, en solos treinta y seis años de su edad, no podrá a lo menos oscurecer su nombre a tantas provincias gloriosamente dilatado, porque la resistirán invencibles tantos escritos impresos, hijos nobles de su ingenio lucido, o sean las líneas de su tierna edad, así llamo a sus novelas2, donde probó gustosamente la pluma para escribir otros asuntos, o sean los tomos de sus aplaudidas comedias3, o en más grave estilo el Orfeo4, y los elogios a Lope de Vega Carpio5, o finalmente en más serios discursos, el San Patricio6, el Para Todos7, y un Arte de bien morir que dejó comenzado, materia bien a propósito para que viésemos cuanto trataba de disponer la suya, quien solicitaba prevenciones a la muerte de todos. Y cuando los demás faltaran, pudieran conseguir tan lucidas demostraciones de su dueño este tomo último de comedias que son doce faroles lucidísimos contra cuya claridad aun las manos de su muerte no podrán ser oscuras. La comedia, escrita como se debe escribir, siempre fue provechosa, porque, como la define Donato, coligiéndolo del príncipe de la elocuencia latina: Comedia est imitatio vitæ, speculum consuetudinis Imago veritatis8. Pues al modo que atentos a un espejo reconocemos las líneas verdaderas por las especies que nos representa, así en la comedia atendemos las imitaciones de las cosas loables y el cuidado con que debemos vivir en los riesgos de las cosas indignas. La tragedia, dice Aristóteles en su Poética, est imitatio studiosæ et perfectæ actionis9. Es imitación de acciones grandes, cuales deben ser los asuntos trágicos, de don{NP3}de se originó usar en ellas de coturnos, calzado generoso, a diferencia de los zuecos cómicos, y no es de leve interés esta imitación, pues como dijo Giraldo, in ea vitæ documenta sunt, nam si pauper es inopiam ferre disces à Telepho, si cæcus à Phineo10. Si esto es lo que hace la comedia cuidadosamente escrita, en este tomo se hallará todo con atención particular de su Autor, al tiempo de escribirlas, pues demás de ser algunas de ellas de asuntos sagrados, las que no lo son servirán a la advertencia y al conocimiento de la vanidad del amor humano, de quien dice Pierio, que los Onocritas para declarar el de una mujer pintaban la llama de una vela encendida, en que significan su debilidad, su inconstante naturaleza, y su mudable condición al soplo fácil de cualquiera nuevo antojo11. Hallaránse en estos doce desvelos mil repetidas pruebas del penoso dolor, por no decir de la desesperada locura, de los que se dejan llevar tiranamente de sus deseos para experimentar en sí mismos una guerra cruel en su mayor ocio, y una enemistad dulce, donde asiste todo posible dolor, como dijo el otro poeta: Nox hyems longæquæ viæ sæuique labores. Mollibus his castris, & dolor omnis inest12. Esto es lo que intentó este ingenio grande: si se hallare entre las demás alguna comedia en que parezca que desdice del estilo que después observó, fácilmente respondo que fue parto de sus primeros años pues cuando la escribió apenas tenía diez y siete13 ; y ha sido acertado acuerdo dar a la estampa las primeras flores de este ingenioso pensil para que se vea cuán natural era su hermosura, aun antes que llegase la cultura de más experimentada edad y la noticia de mayores estudios. Dándose estaban a la estampa cuando la muerte nos le quitó ; o para {NP4} que él tuviese descanso felicísimo, así nos lo prometemos cuantos sabemos sus prevenciones antes que la enfermedad de su frenesí se le confirmase de que padeció después año y medio, o para que sus amigos granjeásemos nuevo dolor en la última pérdida de su ya casi apagada luz. Digo que a este tiempo de su muerte se daban a la estampa estos partos lucidos de su entendimiento, para ocasionarme a afirmar que fue piedad de su padre Alonso Pérez de Montalbán que quiso darnos así para un sentimiento doce consuelos y para un dolor doce alivios, restaurándonos en estos ingeniosos conceptos unas amables similitudes del ingenio que con irrevocable ansia perdimos, si no es que fuese para que juntando al entretenimiento de estas materias, la memoria de la muerte de su Autor, atendamos con obligaciones cristianas lo que dijo en otra ocasión un gentil con sola la luz de la razón, y es que ninguna cosa alegre, ningún entretenimiento apacible, ningún ejercicio gustoso se debe gozar sin la memoria de la muerte.
Uno y otro espero ver conseguido y últimamente que este tomo se recibirá con el gusto que los demás, para que tengan todos, como un mismo lucido dueño y un mismo suave estilo, una misma justa estimación y unos mismos aplausos merecidos.